miércoles, 10 de agosto de 2011

¿Dónde esta la gente a partir de las 22:00?

El otro día estábamos comentando unos amigos el cambio en las costumbres sociales de la gente. Todo partía del hecho de que en un periodo de aproximadamente 20 años, se había pasado de tener serios problemas para caminar por las zonas de bares de nuestro pueblo a tener dificultades para no padecer un ataque al corazón (del susto) si te cruzabas con alguien en esa misma zona. Obviamente eso no ha sucedido de golpe y porrazo, ha sido gradual.
Podríamos decir que el primer, y tal vez más importante cambio fue un cambio de filosofía mental, antes salíamos cuando nos apetecía, y en un momento que no sabría situar en la escala de tiempos, se pasó a que " solo se sale el fin de semana ", porque sí, sin más. Ya se había perpetrado el primer asesinato, sin sangre, pero con muchas víctimas ( se llamaban lunes, martes, miércoles y jueves). Durante unos años los viernes gozaban de una salud digamos destacable, los sábados eran la caña y el domingo se reservaba para "profesionales". Era la época donde se empezaron a dar cuenta de que a los locales había que renovarlos, decorarlos, ponerles buenos equipos de música, en fin, se iniciaba una época de amor hacia cosas de calidad. La juventud de esa época íbamos desde los 18 años hasta los 30 (y pico), todos viviendo en armonía (¡qué recuerdos!). Un poco mas adelante le llegó la hora al viernes, se murió sin más. En el sepelio estuvimos pocos, los "profesionales", no nos dio rubor echar alguna lágrima. Aún hoy lo recordamos en nuestras reuniones de amigos mientras que las bolas de arbustos(esas que se veían en las pelis del oeste cuando había viento) recorren nuestras calles.
Los sábados mantuvieron el tipo, pero se resentían en invierno, como si la gripe fuera haciendo de las suyas. una de las consecuencias de este proceso fue que, como sabíamos de la escasez de gente, todos intentábamos coincidir en los mismos lugares, lo cual dio lugar a una especie de movimientos acompasados cual banco de sardinas tratando de huir del hastío, todos íbamos a los mismos lugares a las mismas horas, resulta un poco patético. ¡Ah! no puedo sacar de mi memoria esa entrada en los lugares de moda, era un ritual tratar de hacerte el indiferente ante la multitud de miradas que se producían hacia todo aquel que penetraba en el local, ¡ Qué recuerdos !.
Lo siguiente podríamos llamarlo de muchas maneras pero eso sí que fue una "crisis", ¡¡ Ya no había gente ni los sábados !!, ¿Qué estaba pasando? ¿DONDE ESTÁ LA GENTE A PARTIR DE LAS 22:00?. Yo sigo preguntándomelo, no se qué deciros, no se si están en casa, se meten en el local de Abierto Hasta El Amanecer, o se van a algún sitio desconocido y maravilloso.
Tal vez tenga algo que ver el hecho de que las nuevas juventudes comparten cada vez menos, no juegan en manadas como hacíamos nosotros, se retiran a sus sofás con sus consolas (hay estudios que revelan que los videojuegos estimulan diversas facultades beneficiosas en los niños, así que no son malos en sí, pero con cabeciña...) y claro ¿Cómo van a ser capaces de crear un ecosistema plural de amiguetes, es imposible, no saben respetar ni ser pacientes con los defectos de los demás, la agresividad está a flor de piel, o sea, no hay manera...
Ahora los que nos creíamos formar parte de "los profesionales" andamos con parejas, tratamos de conservar a nuestros amigos y disfrutamos más de una buena cañita, pero nos sigue dando no se qué ver a los dueños de los locales en el quicio de la puerta...
Dicen los que saben más que nosotros que todo son ciclos así que esperemos estar ahora en los 180 grados de este.

1 comentario:

  1. Buena entrada. Es curioso, desde luego, porque durante el invierno el fenómeno del botellón sigue causando furor en las ciudades y lugares de estudio. Los hígados sacan bandera blanca como siempre, mientras en urgencias se mantiene el porcentaje de padres avergonzados que tienen que ir a buscar a sus encharcados retoños.

    Según la navaja de Ockham —que apunta siempre a la solución más sencilla—, no hay un puro duro, pero muchos discos duros. MultimediFa, y sobre todo, ¿para qué voy a salir si no hay nadie? Eso que se fue muriendo poco a poco no se puede reanimar de repente y menos si los desfibriladores se quedan, como comentas, en el quicio de la puerta. Es momento para trabajar más, ganar menos, y exprimir la cabeza. Si son diez cañas y cinco refrescos más, menos da una piedra. Al menos que rulen los zombies...

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